Lleva tiempo hablándose de la recuperación económica. Personalmente la llevo percibiendo en Marbella hace mucho más tiempo que muchos, y no es porque tenga dotes adivinatorias ni sea un gurú, sino porque, debido a mi actividad profesional, he podido tener acceso directo con las personas que deciden invertir en esta ciudad, bien sea a través de la adquisición de una vivienda, o la apertura de un negocio (cada vez más usual).
Y ya en este espacio de opinión (ver
La Trastienda de 21/03/2014, titulada “
Aumento en venta de viviendas”) dejé constancia de ello, esto es, hace más de un año, pese a que ya en el último trimestre de 2013 percibí un notable aumento en las compraventa de inmuebles, notaba un aumento en la transmisión de segundas residencias a ciudadanos de diferentes países, inicialmente sin la ayuda de la financiación bancaria, y posteriormente con ella. Siempre se ha dicho que “
Marbella entró la primera en la crisis, y sería la primera en salir”. E innegable es que esta ciudad, como siempre ha sido, se convierte en la locomotora que tira de la ansiada recuperación, empezando por la construcción y todo lo que conlleva la misma. Y en el ámbito de los negocios, de la misma forma.
Hay una zona determinada en Marbella donde se puede apreciar, atestiguar, comprobar, refrendar y evidenciar que el ladrillo ha vuelto a este pueblo. Pero no un ladrillo desaforado, sino una construcción muy concreta. El ladrillo ha vuelto a Sierra Blanca, la lujosa urbanización a las faldas de la montaña del mismo nombre. Cualquiera que se dé un paseo por la referida zona (y si no, las fotos que ilustran esta columna de hoy dan fe de ello), podrá ver cerca de una decena (que no docena) de lujosas villas se están construyendo.
Algunos podrán decir que se trata de una construcción cuyas ventas están al alcance de muy pocos (o de muchos, según se vea… teniendo en cuenta el lugar en el que nos encontramos). Pero lo cierto es que, cada mañana, a primera hora, cuando practico deporte por la zona, observo llegar a cuadrillas de profesionales de la construcción, nevera en mano, para comenzar una jornada de trabajo. Les veo alegres, contentos (pese a las horas…), satisfechos por volver a una actividad laboral, seguramente, después de una dura y reciente época de crisis.
Que la maquinaria de la construcción comience a moverse no sólo ataña a constructores, albañiles, arquitectos o a la propia administración local. Todas las empresas que les surten se ven beneficiadas de la construcción de casas (madereras, electricistas, fontanerías, decoración, ascensores, domótica, etc.), Y cuando esas villas estén finalizadas, precisarán personal de servicio doméstico, jardineros, empresas de seguridad…
Pero, recorriendo la ciudad por un motivo u otro, compruebo que no sólo en Sierra Blanca se están construyendo nuevas viviendas. En la calle Hermanos Belón Lima, que enlaza Jacinto Benavente con la zona de Huerta Belón, a las faldas del Pecho de las Cuevas (en su zona Este), se erigen tres viviendas, lo cual no hace sino refrendar lo anteriormente dicho. Un conjunto de inmuebles que ayudarán a dar vida a esa calle, excesivamente solitaria a partir de ciertas horas (ya que durante el día es un alivio para conductores/trabajadores del centro que no saben donde estacionar su vehículo), aunque espero que no limiten ahora el aparcamiento ahí…