El reciente puente (más bien, fin de semana largo) de Todos los Santos nos ha traído un excelente a la vez que envidiado tiempo en cuanto a lo atmosférico, con el que Marbella ha recibido a visitantes y los propios residentes de una manera prácticamente única en todo el país, por no hablar del resto de Europa. Seguramente, británicos, alemanes o nórdicos que arriben por vez primera a estas tierras, habrán quedado anonadados con la temperatura y luz existente un primer día de noviembre. Y es que no sabemos lo que tenemos…
Ahora bien, la forma en que habrán llegado a nuestra ciudad debe ser toda una incógnita en cuanto a lo que transporte público se refiere. He tenido conocimiento de primera mano que no existía posibilidad alguna de trasladarse a Marbella desde la “lejana” Málaga a través de la única forma posible que disponemos, esto es, el autobús (o el Portillo, aunque la empresa ahora tenga otra denominación). Excepciono, lógicamente, la posibilidad del taxi, inasumible para ciertos bolsillos.
¿Cómo es posible, que un día festivo en el ámbito nacional, como el 1 de noviembre, no existan autobuses disponibles en la empresa que monopoliza el transporte de viajeros en la Costa del Sol? ¿No tenemos bastante con no disponer de alternativas al autobús, para que encima, la empresa (insisto, monopolista), se permita eliminar la única forma de desplazarse a Marbella desde la capital, Málaga? ¿Algún siglo de estos llegará el ansiado tren de cercanías, porque lo de la Alta Velocidad es algo más que utópico?
Podremos vender que somos el referente turístico de Andalucía, España, Europa… pero en ciertos aspectos, como el transporte o las comunicaciones, estamos muchas veces en el tercer mundo. Podemos disponer de los mejores establecimientos de hostelería, restauración, inigualable oferta comercial… pero en cuanto los medios de transporte desde la capital (donde se encuentran los centros de comunicación, llámese aeropuerto o estación AVE), estamos demasiado aislados. Podemos tener miles de visitantes cada año, así como también miles de segundos residentes que aprovechan la más mínima oportunidad para disfrutar de nuestro sol, nuestra luz, nuestra amabilidad…. Pero si la única forma que tienen de llegar a nuestro término municipal es por carretera (y sobre lo cual, sólo queda la opción del carísimo peaje, o bien soportar a A7 con sus deficiencias más los radares de tramo), y se reducen las opciones al vehículo particular o taxi, mal camino llevamos.
Pese a que en los últimos años, la provincia de Málaga ha recibido importantes inversiones en el apartado de infraestructuras de comunicación, ahí están la Híper-Ronda de la capital, la Autopista de las Pedrizas, el acceso sur al aeropuerto (pendiente de finalizar la salida), la ampliación del aeródromo y su segunda pista o la remodelación de la estación con llegada de la Alta Velocidad, lo cierto es que en Marbella (una vez más insisto, con todo lo que ha aportado a la economía nacional y autonómica) las inversiones se han traducido únicamente (y gracias, eso sí) al soterramiento sampedreño y la Autopista de peaje (que no deja de ser una opción desmesurada para las economías normales). Pero en cuanto al transporte público, es totalmente inadmisible que Marbella se quede prácticamente incomunicada.