La situación en la ciudad, tras los tres días de luto oficial decretado por el Consistorio y unidos a la tensión vivida por los sucesos de Las Albarizas, parece que pudiera tranquilizarse.
Uno, que observa la actualidad de Marbella desde la posición de ciudadano de a pie, percibe demasiada oscuridad en ciertos asuntos, sobre todo en la desgraciada muerte de los tres jóvenes turcos que habían llegado a nuestro pueblo para disfrutar de su encanto, y se han encontrado con una desgracia sobre la que ya poco se puede hacer si no es depurar responsabilidades.
Que fallezcan tres personas en una playa tan céntrica como La Venus, en pleno Paseo Marítimo de la ciudad, además de una terrible noticia, es algo que tampoco debería ser usado -desde mi punto de vista- para otros fines que no sean el esclarecimiento de los hechos, por parte del órgano instructor, que por otro lado ya está haciendo su trabajo con toma de declaraciones, recabo de pruebas, etc. He podido estos días leer casi todo lo que se ha escrito de la fatídica noticia, pero hay algo que me sorprendió días atrás y que tras la primicia de este digital entrevistando a una de las personas que se lanzó al mar, creo que algunas cosas parecen estar más claras, y debería el juez instructor tenerlo especialmente en cuenta.
Afirma Marbella24horas, en una entrevista a la valiente y heroica joven que se lanzó al mar para intentar salvar a los chicos turcos, cosas que dan que pensar: "Me quedé afónica de gritar para que alguien más entrara, había gente con los teléfonos sacando fotos, y salí pensando por qué nadie más se tiró, aunque entiendo que si la gente no sabe nadar no lo hiciera".
Estas declaraciones nos tienen que hacer pensar, y mucho, en dónde estamos y qué estamos haciendo con esta sociedad, más pendiente de retratar todo con un teléfono móvil que de ayudar a quien lo necesita. Cada vez estoy más convencido que esta era digital en la que vivimos nos ha hecho cambiar la escala de valores, los lugares de las necesidades más perentorias, y en definitiva, nos ha trastocado la mente de tal manera que llegamos a situaciones como la que esta chica narra. Qué alguien prefiera grabar imágenes con su móvil (¿para subirlo luego a redes sociales y con ello, ser el primero en llevar al mundo la noticia?), y que lo haga en vez de ayudar a personas que se están ahogando, debería hacernos reflexionar, y mucho.
Pero sigue uno leyendo la entrevista, y aunque ya había tenido conocimiento de ello, afirma la joven heroína que “yo veía en la playa mucha gente, entre ellos varios policías, empecé a gritar que necesitábamos ayuda, que no podíamos con el cuerpo, pero no sé si me escucharían". Esta cuestión, para mí, rebasa lo anterior, porque si eso es así, estamos hablando de la supuesta comisión de un delito de omisión del deber de socorro, regulado en los artículos 195 y 196 del Código Penal, y que pone sobre el papel las conductas que generan dicha tipicidad penal.
Dice el art. 195 CP que “El que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses”. Y a continuación, establece que “en las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno”. Y el art 196 CP afirma “El profesional que, estando obligado a ello, denegare asistencia sanitaria o abandonare los servicios sanitarios, cuando de la denegación o abandono se derive riesgo grave para la salud de las personas, será castigado con las penas del artículo precedente en su mitad superior y con la de inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio, por tiempo de seis meses a tres años”.
Todo ello porque, como dice la joven vecina que no dudó en dejar su rato de descanso al sol para lanzarse al mar, parece ser que varios agentes no se lanzaron al mar para intentar salvar la vida de los chicos turcos. A medida que se acercaban a la orilla, llegó apoyo, en tanto que la entrevistada afirma “apareció una chica inglesa y después otra que decía que era socorrista, y un policía con un salvavidas, el único al que vi meterse, y entre los seis logramos salir".
No pongo en duda, ni la palabras de la chica ni la acción policial, pero lo que me resulta claro es que tanto desde la Guardia Civil como desde el Juzgado de Instrucción número uno de Marbella, que dirige la investigación, deben realizarse todas y cada una de las pesquisas necesarias, aunque la vida de los chicos no se puede devolver, si al menos depurar responsabilidades, siempre al objeto de poner los medios para intentar que no vuelva a ocurrir. Y si existen agentes que no colaboraron en intentar salvar la vida de personas, no pueden seguir ni un minuto más vistiendo el uniforme. Igualmente, en la toma de declaración de esta persona (y en otras que intervinieron) puede que esté la clave para descifrar varios puntos, a mi entender, demasiado oscuros, sobre este desgraciado suceso.
Igualmente, estoy leyendo en diversos medios, no sólo de comunicación, sino en las redes sociales (que es donde se cuecen muchas de las realidades del día a día), cuestiones como la falta de socorristas, la ausencia de banderas sobre el estado del mar, etc. cuando -a mi entender- las explicaciones que se han dado desde la administración local son lógicas y coherentes. Al margen de eso ¿alguien piensa que deben existir socorristas durante todo el año en las playas? ¿Al menos en las más céntricas? Todo eso debe ponderarse, siempre, con la responsabilidad que se asume cuando se gestionan y organizan viajes, por parte de los monitores que suelen y deben acompañar a menores. Personalmente, participo en la organización de campamentos donde se combina el ocio y el deporte, y cada año, cuando el último chico/a sale por la puerta de la mano de sus padres, es cuando realmente respiro, consciente de que peligros existen, máxime en el mar, por lo que la vigilancia y atención en esos lugares debe estar más allá de lo máximo.
Por otro lado, la situación en Las Albarizas parece tranquilizarse tras varios días de excesiva tensión, aunque cualquier ciudadano de Marbella conoce la situación y lo que se cuece en la zona más cercana al Polígono La Ermita. Recuerdo que la tarde en que sucedió el, sin duda, triste asesinato del joven, los “whatsupp” echaban humo, recibiendo uno noticias de todo tipo, desde continuos tiroteos, hasta quema de casas, huidas en masa a otras zonas de Andalucía, etc.
La Policía Nacional ha hecho un brillante a la vez que rápido trabajo, y ya tiene a tres detenidos relacionados, parece ser, con el suceso. Y ahora serán los jueces quienes determinen, en base a las pruebas que aporte la policía, las penas, como único mecanismo establecido para dictar justicia. Otras cosas que se han escuchado, no deberían nunca permitirse, y para ello están los responsables policiales de esta ciudad, para asumir el trabajo para el cual se les paga, y poner los medios necesarios en aras de la vuelta a la normalidad.