En los últimos tiempos, el centro de la ciudad ha visto reducido ostensiblemente las zonas destinadas a la carga y descarga, agravado ello con la reciente supresión de áreas como las de la avenida Miguel Cano (por las consabidas obras de remodelación), entre otras, o anteriormente la reducción de zonas como la de Avenida del Mercado.
No es difícil y anormal observar la desesperación de repartidores que no saben, literalmente, qué hacer con el camión, camioneta o furgoneta, cuando tienen que dejar mercancías en los cientos de establecimientos existentes en el centro urbano de Marbella. Alguna solución debe arbitrarse por las autoridades locales porque dar facilidades a los suministradores de los establecimientos de la ciudad forma parte de la regeneración y recuperación económica. Por otro lado, parece que todo el mundo quiere llegar con la mercancía hasta la misma puerta del establecimiento, a costa de perjudicar a otras personas que no tiene nada que ver con ello y también pretenden llegar a tiempo a su lugar de trabajo.
Soluciones que no pasan, sin duda, por permitir que calles peatonalizadas hace escaso tiempo, se conviertan en improvisadas zonas de carga y descarga a cualquier hora del día (mañana, tarde y noche). El caso de la céntrica calle Padre Joaquín Belón, que hasta hace unos años comunicaba Ricardo Soriano con Alonso de Bazán, y ahora es una vía peatonal con acceso rodado únicamente al aparcamiento del nuevo (e inteligente) Edificio RS21, es un claro ejemplo de las referidas nuevas zonas de carga y descarga. Pese a que a apenas 5 metros, la acera junto a la fachada de la Pastelería Goyo dispone de un tramo reservado a repartidores.
Pero muchos (profesionales del reparto y particulares) prefieren dejar sus vehículos a ambos lados de dicha calle Padre Joaquín Belón, a tener que perder un tiempo en buscar estacionamiento, o echar unas moneditas en las maquinas de la Zona Azul, que está pensada precisamente para esos minutos que necesitamos todos para cualquier gestión.
Para muestra, más un botón, toda una mercería entera parece… Camiones, furgonetas, coches.
A cualquier hora, sin importarle si los vehículos que pretenden acceder o salir del aparcamiento privado del RS21 no puedan y que ello pueda causarle perjuicios a esas personas, los propietarios o usuarios de vehículos de toda clase, los dejan estacionados aprovechando la amplitud de la acera y la inexistencia de bolardos, balizas o pivotes (tan presentes en otros lugares del centro y otros lugares del casco urbano). Aún no he visto ningún agente municipal multando a nadie… Y espero que no les valga la tópica respuesta del “si eran dos minutos…”.
¿Por qué tienen los conductores que pretenden entrar o salir de su aparcamiento, hacer varias maniobras para circular entre vehículos mal estacionados¿ ¿Qué ocurriría si se produce un roce o cualquier daño en el vehículo que, insisto, sólo pretende acceder a su lugar de estacionamiento?
Creo que los responsables de la delegación de tráfico deberían llevar a cabo, primero una visita al lugar (aunque las fotografías que ilustran esta Trastienda ya les valen), o bien solicitar a la Policía Local que informe al respecto, y en función de ello, iniciar la instalación del correspondiente mobiliario urbano para impedir que una calle peatonal que convierta en una nueva zona de carga y descarga.