Ciertamente, la historia del recinto tiene mucho que escribir. Etapas gloriosas, etapas oscuras y etapas renacentistas. Los que hemos conocido todas y cada una de los periodos vividos por el recinto portuario (aunque algunas fases se hayan, por cuestiones de edad simplemente, no conocido muy a fondo pero si teniendo conocimiento de causa), podemos hablar de la nueva era que está viviendo el Puerto Deportivo de Marbella en los últimos años.
Siempre se ha hablado y se ha repetido hasta la saciedad la frase “Gil se cargó el puerto”. En parte, no es del todo incierta esa cuestión, aunque pienso que el recinto de ocio, otrora el más animado y conocido de la Costa del Sol, se lo cargaron entre todos, el ayuntamiento porque no le interesaba, los vecinos de la zona porque no soportaban más el ruido, los propios empresarios de la noche y los propios jóvenes. No hay que excusar a nadie sino que fue una concatenación de responsabilidades. Como ejemplo, pondré el lugar que reemplazó, dentro de nuestra costa, a ese puerto deportivo de Marbella como epicentro de la marcha o movida nocturna, Puerto Marina, el recinto de Benalmádena Costa, que tras años de auténticas excursiones, provenientes de toda la provincia, en las noches de los fines de semana, ahora es conocido como “Muerto Marina” (corroborado por los propios empresarios allí instalados desde hace décadas, y lo sé de buena tinta).
Es decir, en el tema de La Noche, la cuestión va por modas. Y en Marbella ya hemos sufrido varias modas, o bien los caprichos de todos nos han hecho acudir en masa a un lugar, y trasladarnos de repente a otro recién inaugurado. Ejemplos bares atestados de gente un sábado, al siguiente -debido a la apertura de otro cercano-, completamente vacío, y clausurado al poco tiempo. Cuando el Puerto Deportivo (que es un lugar único, por su céntrico emplazamiento) comenzó a decaer, la juventud se trasladó al Casco Antiguo (calle del Peral, Pantaleón y la Plaza de los Olivos principalmente). Tras varios años en los que los escasos (para la dimensión de Marbella) bares de copas existentes en el centro de la ciudad acogían a los cientos (o miles) de jóvenes, más veraneantes… en los últimos años comenzó un resurgimiento del recinto portuario.
Empezó la resurrección del Puerto con la apertura de un conocido bar de unos jóvenes empresarios locales, el cual, tras los éxitos de otros negocios vinculados al ocio, volvió a asentarse en el pantalán, arrastrando con ello a otros aventureros que veían un posible renacimiento de ese lugar. Y a estos siguieron otros, y otros… y actualmente no existe apenas un local disponible en la primera línea (cara al mar). En las noches de verano es materialmente imposible encontrar una mesa disponible en las acogedoras y ambientadas terracitas (no confundir con las Terrazas del Puerto, situadas sobre el mismo). Pero en invierno, un domingo tarde soleado, te puedes encontrar a medio Marbella disfrutando de la charla con los amigos y conocidos, en un ambiente muy agradable, eso sí (y que dure) sin presencia de “niñatos camorristas” que suelen ser la principal causa de decaimiento de las zonas de ocio.
Desde luego, vive una nueva era el Puerto Deportivo de Marbella. Esperemos que dure tiempo porque Marbella no puede disponer de una tan pobre oferta ociosa, sobre todo teniendo en cuenta el lugar donde vivimos, que (se supone) es un referente planetario del turismo, pero necesita de mayor número de locales para la población media. Es decir, que tenemos lo “más de lo más”, discotecas y clubes de playa mundialmente conocidas, pero son necesarias más opciones para el denominado “marbellí medio”, que es quien mantiene a flote la economía local durante todo el año.