Ambicioso, sin duda, es el plan emprendido por el Ayuntamiento para realzar al centro de la ciudad, en penoso y preocupante estado, sobre todo en ciertas calles, máxime aun en ciertos días, y para mayor abundamiento, en determinadas horas.
A la remodelación integral de Miguel Cano, se le unirá, según todo lo que ha dicho desde el consistorio, ahora el turno de las vías aledañas a la remozada y céntrica calle. Todo parece indicar que la siguiente vía en cambiar su aspecto de manera integral será Acera de la Marina, conjuntamente con el acceso y salida a través de Padre José Vera, toda vez que la idea inicial del ayuntamiento ha tenido que ser modificada por la imposibilidad de expropiar la casa donde todos hemos recordado “El Pescador” (del “Chino”), que deberá mantenerse en pie al estar especialmente protegido.
Como se ha comentado desde fuentes municipales, se pretende otorgar un aspecto muy parecido a Miguel Cano, dando preferencia al peatón sobre la circulación, alineando acera y calzada. Ahora bien, me asaltan ciertas dudas para el proceso peatonalizador de Acera de la Marina, sobre todo teniendo en cuenta (como se demuestra en las imágenes que ilustran este comentario de hoy), que existen hasta tres accesos a otros tantos aparcamientos subterráneos para edificios allí situados.
Si bien en Miguel Cano, el acceso rodado al parking del Edificio Antonio Herrero se pudo salvar al situarse cerca de la calle Antonio Belón (a la salida del túnel) y el recorrido por la peatonalizada calle no es muy extenso, en Acera de la Marina pueden existir ciertos problemas para combinar el acceso rodado ya que los dos bloques denominados Edificio Marisol I y II tienen el garaje al comienzo y al final de la calle cuya remodelación se pretende.
Pero hay más, y es una cuestión que debe analizarse con tranquilidad. Existe un acceso a otro aparcamiento, prácticamente al final de Miguel Cano, “frente por frente” (como se dice) a la mencionada calle Acera de la Marina, junto a un conocido establecimiento de hostelería. Pues bien, estando esa puerta de entrada al aparcamiento de un edificio (que debe mantener su derecho de paso) tan sumamente pegada al mencionado establecimiento, en ocasiones he comprobado como se producían discusiones entre comensales y conductores por las “molestias” que podía ocasionar a quien está cómodamente sentado cenando, por parte del propietario que simplemente pretendía acceder a su plaza de estacionamiento. Pero no bastando eso, el referido restaurante ha ocupado el local contiguo al garaje, con lo que la puerta queda literalmente flanqueada por las mesas, sillas, taburetes y toneles que ocupan la calle.
Pensando en el asunto en relación con el proyecto peatonalizador del acceso a dicho aparcamiento, tanto los que quieran acceder a los garajes del Edificio Marisol como al antedicho de Miguel Cano, me parece que los propietarios lo van a tener bastante complicado.
Con ello no pretendo criticar el proyecto de remozado de Acera de la Marina, que me parece magnífico y necesario, pero si quiero poner el preaviso de posibles problemas que pudieran ocasionarse, al mismo tiempo que, si bien es cierto que los diversos restaurantes allí existentes se verán claramente beneficiados, tampoco quisiera que la calle se convierta en un comedor al aire libre y que el paso para los peatones se limite a poco más de un metro y medio.
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