Sobre lo de Botella

31/01/2013
Poco alcance (de manera inicial y a nivel local), en Marbella, pueden tener las palabras de la alcaldesa de la capital del reino, Ana Botella, con problemas muy graves y desgraciados en su ciudad, con una investigación acerca de lo ocurrido en el recinto del Madrid Arena, pero ostenta una posición en la que sus palabras tienen un alcance mediático tridimensional. No obstante, de manera seguida, Botella y Aznar, o Aznar y Botella, son residentes vacacionales en nuestra ciudad y como tal, algo nos toca cuando dice ciertas cosas, aunque sea de refilón. 

Pero es que las últimas palabras de la regidora madrileña, y ex presidenta consorte del Gobierno, han llegado a muchos puntos, y sinceramente son declaraciones que aplaudo acerca de lo que ha dicho, aunque como siempre todo debe ser matizado, pero también puede ser trasladado al ámbito más cercano, es decir, cómo repercuten las declaraciones sobre “ser partidaria de suprimir las nuevas generaciones de los partidos”, detallando a continuación “la gente con 17 y 18 años tiene que estar trabajando o estudiando, formándose. Siempre se lo digo cuando los veo en un acto: ¿qué hacéis aquí?”.
 
Y todo esto, como digo, lo aplaudo pero matizo. A nivel local, en Marbella (como en otros lugares, supongo) personas que entran en las ramas juveniles de los partidos, salvo casos muy pero que muy contados, lo hacen en busca de un puesto dentro de la función pública. Eso para mí es innegable, nadie me puede hacer cambiar de idea, y existen claros casos en los que, aquellos que estuvieron “currando” (según ellos) en el partido (de cualquier color, pero mayoritariamente los que suelen gobernar en uno y otro momento, que casi siempre son los mismos), ahora tienen la recompensa de tener un puesto y un sueldo dentro de diversas instituciones públicas, bien sea el Ayuntamiento, la Diputación, la Mancomunidad… o en empresas públicas, como por ejemplo Acosol. Todos (casi siempre, en la mayoría dominante de los casos) están con el objetivo de estipendio público, y cuanto antes mejor. No me vale el recurso facilón al “todos lo hacen…”, está muy visto.
 
En cierto partido, los últimos dirigentes de la rama juvenil, salvo un caso conocido (y que le honra, y al que personalmente se lo ha dicho siempre), todos están colocados en el consistorio y cobrando un buen sueldo, aunque en algunos casos más de uno no valga ni para llamar a la puerta. Por eso hay que matizar las palabras, plausibles insisto, de Ana Botella, en cuanto a que muchos están en las versiones juveniles de los partidos para asegurarse un puesto público sin que se le conozca antes oficio ni beneficio alguno. Y ante esto siempre digo: ¿Si son tan válidos y están tan preparados, si son tan listos y tan “monstruos”… por qué no tienen su modus vivendi asentado en la difícil y dura vida laboral del ámbito privado? ¿No creen que dentro del hartazgo que se tiene de la clase política se incluye, sobre todo, que la población se da cuenta que si haces la pelota, haces la rosca, adulas constantemente, halagas asiduamente, no tienes oficio reconocido salvo el noble oficio del “lametraserismo” -que diría el maestro José Mª García- tienes puesto asegurado?
 
Todo mas, las palabras de Ana Botella no han caído en saco roto dentro de su partido, y algunos jóvenes populares se han atrevido a contestarle, como el caso del presidente de NNGG de un lugar llamado Villaverde, en la que le recuerda su formación académica, como igualmente tuvo que suspender sus estudios para ayudar a la empresa familiar, pero sobre todo rememora el pasado novogeneracional de históricos de la calle Génova como Loyola De Palacio, M.A Blanco, Gregorio Ordóñez o Alberto Fernández, entre otros. Aunque haciendo especial hincapié en que su propio jefe de gabinete, y sobre todo su yerno Agag, según el mencionado presidente juvenil popular,  todo un “próspero hombre de negocios” (sic). 

Pero no sólo me voy a centrar en el PP, ya que de sobra conocido por todos es que en la acera opuesta, el PSOE, también tiene en sus filas a personas que buscan un lugar destacado del que vivir cómodamente. Salvo excepciones (que existen), el objetivo es siempre el mismo. Ahí están casos de algunos que, sin experiencia a cierto nivel, han llegado hasta el ministerio de una nación, o a nivel más cercano, a altísimos cargos ejecutivos en empresas públicas; o casos en los que la salida encontrada, casualmente, ha sido en instituciones públicas, como mancomunidades…
 
Realmente no sé si deben suprimirse las ramas o secciones juveniles de los partidos, sobre todo por la aplicación de la máxima aristotélica del animal político. Lo que si debe suprimirse es la poca vergüenza de muchos que se arriman a los partidos con el único objetivo de colocación, sin oficio ni beneficio previo, sin acreditada capacidad profesional, sin haber demostrado nada en el ámbito privado, pero que dicen tener (y los aduladores aplaudiéndoles) una demostrada valía y que su situación privilegiada es consecuencia de su espléndido currículum vitae. Ahí es donde debería reproducirse la frase de Botella: “la gente con 17 y 18 años tiene que estar trabajando o estudiando, formándose. Siempre se lo digo cuando los veo en un acto: ¿qué hacéis aquí?”. Que demuestren su crédito en el ámbito privado antes de vivir de lo público, es decir, del sueldo que pagamos entre todos.
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