Sobre los radares de tramo

Pasó el tiempo, cambió el signo del gobierno, hubo nuevo Ministro de Interior (al cual pertenece la Dirección General de Tráfico) y las señales con la absurda limitación siguen ahí. Y no bastante con ello, los máximos responsables de la regulación de la circulación en nuestras carreteras han tomado la determinación de cambiar un radar fijo por otro de los llamado “de tramo”, es decir, que obligan durante unos cuantos kilómetros a circular a no más de los referidos 80 km/h.

 

Cualquiera que haga el trayecto con la capital Málaga o viceversa, tiene que sufrir la --para mí- absurda medida disuasoria de velocidad, y desde la Cala de Mijas hasta el faro de Calaburras, tiene uno que estar más pendiente del velocímetro que de la propia circulación. ¿Qué es más peligroso, ir constantemente mirando la aguja sobre el 80 o circular más atento al resto de vehículos, a una velocidad normal como es 100/110 km/h? O es qué a nadie se le ha planteado la circunstancia siguiente: circulas a los obligados 80 por hora, intentando adelantar a otro vehículo que circula a igual velocidad; pero de repente ves por el espejo retrovisor que un “fitipaldi” se te acerca peligrosamente. ¿Qué haces? ¿Pisas el acelerador un poco más para poder resguardarte en el carril derecho so pena de incurrir en la grave situación de circular a más del límite? ¿Y si por circular unos metros a mayor velocidad de 80 km/h incurres en sanción?

 

Los rectores afirman que con las medidas de instauración de dichos radares de tramo se controla mucho más la velocidad, puesto que con los radares fijos, únicamente se levantaba el pie del acelerador en el punto exacto para evitar el fogonazo. La siniestralidad no debe disminuirse con la modificación de las Autovías, o con la adaptación a las necesarias condiciones de seguridad, o tal vez eliminando las peligrosas y comprometidas salidas a la calzada de centenares de urbanizaciones, o quién sabe, ampliando los arcenes para los casos en los que éstos son necesarios, entre otras razones o medidas…

 

Pero aquellos regidores y regidoras que aunaron voluntades en contra de la imposición del 80 sobre el 120, que protestaron enérgicamente (y con razón) por tal medida, siguen calladitos y no se les escucha pedir a los responsables de la normativa circulatoria, que permitan circular a más de los peligrosos 80 km/h. Y es que ese límite impuesto supone aumentar los peligros en numerosas circunstancias al cabo del día. De igual forma que moverse por la Costa del Sol a ese “paso de burra” no creo que suponga mayor seguridad.