Es una noticia esperada, ansiada, suspirada y anhelada. Pero al mismo tiempo se trata de un hecho que, según se ha sabido hace poco, no parece que sea como en un principio se ha contado. Marbella podrá contar con una Universidad privada en breve, se lanzó a los cuatro vientos. Importante dato para nuestra ciudad, pudiéramos pensar, aunque cierto es que el término de centro universitario debe ser detallado y precisado por todos aquellos con responsabilidad en el establecimiento de la institución docente en nuestro término.
Nadie creo que pudiera estar en contra de la apertura de una entidad universitaria en Marbella. Ello supone inversión, desarrollo, promoción, impulso… Pero, insisto, deben matizarse y trasladarse los hechos de una manera veraz siempre, no vaya a ser que las expectativas se nos caigan por los suelos, como ha ocurrido de momento con el proyecto del puerto en la Bajadilla.
Cuando supimos que un grupo inversor suizo estaba dispuesto a emprender la importante empresa de dotarnos de una “universitas marbellensis” (permítanme el latinajo, seguramente mal declinado, el latín no era uno de mis fuertes…), creo que todos nos arreglamos, a sabiendas que el centro no estaría destinado a los ciudadanos de a pie sino que más bien sería destino de estudiantes de fuera, de igual modo que sabemos que recibiría a vecinos con determinadas características económicas e idiomáticas.
Lo que no nos esperábamos es la noticia que se supo a los pocos días del anuncio oficial, en el que intervinieron tanto el consistorio como representantes de los inversores. Y es que parece ser que la Secretaría General de Universidades, organismo que cuenta con las competencias exclusivas en el ámbito universitario para todo el territorio de la comunidad autónoma, no había recibido petición alguna para la apertura de un centro universitario en Marbella. Desde entonces, la opinión pública no ha sabido nada más. Esos silencios que este pueblo nos mosquean tanto…
Ahí es donde me centro. Si la Universidad de Marbella pretende iniciar el curso en Septiembre y estamos ya, como el que no quiere la cosa, a mediados de Marzo, mucho deberían correr y no creo que por más premura que tengan, el curso que viene esté todo en orden para la apertura del centro. Si pudiera ser cierto que el grupo inversor no hubiere iniciado los trámites necesarios y preceptivos, y que según pudimos todos saber, se trata de una tramitación que se prolonga bastante en el tiempo (en torno a un año), a nuestro pesar, la Universidad de Marbella deberá esperar, y ojalá me equivoque. Aunque no sólo el transcurso del tiempo es necesario, sino que debe intervenir igualmente el propio Ministerio de Educación, a través del Consejo de Política Universitaria, que es un organismo encargado de acreditar que la nueva institución universitaria cumple con tres requisitos básicos, a saber, debe aportar un valor añadido al sistema educativo ya existente; debe contar con una oferta universitaria completa que posea capacidad de formación, investigación y transmisión de conocimientos; y en tercer lugar, disponer de capacidad de internacionalización.
Para mayor abundamiento, además, parece ser que la creación de una nueva universidad en Andalucía requiere la aprobación de una ley de reconocimiento por parte del Parlamento autonómico, según lo establecido en la Ley Orgánica de Universidades y su aplicación en Andalucía. Casi nada…
También se ha sabido que existe otra vía para que inicie su actividad el centro, y esta reside en que imparta títulos reconocidos por una universidad extranjera, siendo en tal caso necesario contar con un convenio con la llamada universidad matriz, dentro de un proceso con enormes similitudes pero sin la necesidad de aprobación legislativa, aunque sí con la obligación de autorización administrativa.
Sea de una forma u otra, gran importancia para todos tiene que Marbella cuente con un centro de estudios universitario. No ya para que los vecinos puedan permanecer en la ciudad y acceder a estudios superiores aquí mismo (aunque todos sabemos que las futuras generaciones querrán seguir yéndose a Málaga cuanto menos, cuando no Granada o Madrid, por diversos motivos también conocidos), sino porque la creación de una institución de este tipo generaría un amplio abanico de opciones económicas para la ciudad, al mismo tiempo que supondría una importante inyección en todos los sentidos.
Pero, por favor, explíquennos clara e indubitadamente el proceso de instauración de la Universidad de Marbella.
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