Me contaba mi amigo Arturo Reque que para él Marbella era como un adolescente buscando su identidad mientras alcanza la mayoría de edad. Esa es la misma impresión que tengo yo y algunos indicios parecen señalar que vamos camino de la emancipación.
No solo porque tengamos un plan estratégico que establece la visión de una ciudad que pivota sobre los pilares de la sostenibilidad, la excelencia o el conocimiento sino porque da la impresión que la ciudad y sus ciudadanos están despertando de una especie de letargo. Atrás queda la Marbella de sus inicios turísticos, un despertar al mundo de un pueblo que Jean Cocteau supo transmitir por carta a Jean Marais, en la primavera de 1961: «Por fin hemos descubierto una especie de Paraíso Terrenal rodeado de olivos, higueras y flores, entre la montaña y el mar en el que me baño».
La mismo razón por la que otros personajes ilustres como aristócratas, directores de cine, guionistas, novelistas, poetas, actores, cantantes o príncipes llegaron a Marbella e imprimieron una pátina glamurosa que le proporcionó un cierto halo de exclusividad que todavía hoy nos sirve para vivir de aquellos réditos y que otros tiempos posteriores y casposos ni siquiera han lograrlo malograr.
Aquellos fueron otros tiempos y emularlos sería absurdo, fue simplemente otra Marbella. Toca madurar y evolucionar como ser social. Mirar hacia delante sin dejar de olvidar nuestra historia y conservando lo mejor de ese concepto que nos ha hecho diferentes, como fue la habitabilidad que brindaba ese concepto de
ciudad jardín, que supieron imprimir Alfonso de Hohenlohe, Melvin Villarroel o Donald Grey, entre otros, con un estilo andaluz de reminiscencias andalusíes que nos ha funcionado tan bien y que otras ciudades vecinas como Torremolinos, que se desarrollaron antes turísticamente, sucumbieron en el totalitarismo de un estilo internacional y a la siempre ruda especulación.
Como aseguraba con mucho acierto Bernardo Díaz Nosty, responsable de la Cátedra Unesco de la UMA, en la presentación del proyecto «Marbella Capital Cocteau»: Marbella debe dejar atrás el
sol y playa parar convertirse en una ciudad que tenga a la cultura como referencia.
«Marbella Capital Cocteau» es uno de los indicios que señalan con optimismo que la ciudad empieza a trazar un rumbo. Con este interesante proyecto se capitaliza al que fue uno de nuestros visitantes ilustres, Jean Cocteau, para convertirlo en un referente cultural de Marbella. Similar en intención a lo que es Picasso para Málaga. Una iniciativa que en palabras de uno de sus promotores, Óscar Carrascosa: «Es un proyecto de ciudad para colocarla en el mapa cultural nacional e internacional».
Y estos son los planes que necesitamos para
hacer ciudad, en este caso la de una ciudad cultural que complemente a la turística. Un proyecto cultural que sumará al actual Espacio Jean Cocteau en el Cortijo Miraflores, un aula donde se celebrarán cursos, conciertos y otras actividades, una biblioteca francesa y española con un programa de publicaciones y un centro de arte vinculado a las artes plásticas.
En los próximos meses se organizarán diferentes actividades como un ciclo denominado «Cocteau español», otro taller sobre el artista como embajador de las vanguardias que se impartirá dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Málaga y otra iniciativa más en el mes de agosto denominada «6 poetas para Cocteau».
Otro indicio que presagia buenos augurios para nuestro futuro es la constitución reciente de la asociación Amigos de la Alta Gastronomía que bajo la marca «Marbella All Stars» pretende encontrar una estrategia común para que Marbella sea una referencia gastronómica. Y no lo tenemos difícil, Marbella ya es la ciudad andaluza que acumula más estrellas Michelin y con una gran oferta en restauración de calidad.
Curiosamente en 2015 coincidí con Paco García, gerente del restaurante El Lago, en una tertulia de la Cadena Ser para hablar de economía creativa y comentábamos precisamente cómo Marbella, siendo ya una referencia gastronómica, no tenía una estrategia de ciudad al respecto. Me alegro mucho de este impulso y de que este sector haya decidido unirse para
hacer ciudad, en este caso la gastronómica.
Todavía queda camino por recorrer pero desde luego es importante que diferentes iniciativas, fuero de lo público, se emprendan en Marbella. La ciudad que se construye entre todos es aquella de la que todos participamos de forma activa, y donde todos ganamos.