Sentar las bases

Este miércoles salía de una asamblea general de trabajadores del Ayuntamiento de Marbella convocada por el Comité de empresa y la Junta de Personal a la que he asistido como empleado público donde había que votar a favor, en contra o abstenerse de la aprobación del preacuerdo alcanzado entre la representación de los trabajadores y el Ayuntamiento, un preacuerdo donde se marcan los hitos y el calendario para retomar el anterior Plan de Ordenación de los Recursos Humanos del 2008 que no llegó a ejecutarse en su práctica totalidad: promoción interna, consolidación, funcionarización y estabilización. Un plan para poner orden y estabilidad a una parte importante de los empleados de este ayuntamiento.  

Algo clave para el funcionamiento correcto y eficiente del mismo: una administración y unos servicios públicos eficientes y plenamente satisfactorios para los ciudadanos (menos trabas burocráticas, menos colas, más rapidez en la respuesta al ciudadano, ...). Al menos creo que así nos gustaría a muchos compañeros y compañeras de este ayuntamiento.

Los que ya sufrimos el anterior y fallido proceso de consolidación recordamos como después de mucha preparación todo quedó ahí desde que la subdelegación del gobierno tumbara las bases del proceso por no ajustarse, según ellos, a derecho. Más de diez años después parece que la rueda vuelve a ponerse en marcha, aunque con ciertas incertidumbres: llegan las elecciones, los cantos de sirenas y la realidad es que no sabemos quiénes gobernarán y qué harán con este plan. Como va siendo habitual queremos hacer la casa por el tejado.

Aún con el desprestigio social que tiene actualmente el funcionariado, al igual que los políticos, nadie pondría en duda la gran labor que hacen ciertos trabajadores públicos como los bomberos, los maestros, los policías, los médicos, los empleados de la limpieza pública… Lo que ocurre es que cuando hablamos mal de los funcionarios los solemos relacionar más con el cuerpo administrativo, con una persona detrás de una mesa sin muchas ganas de atenderte ni escucharte.

La realidad es otra; compleja y poliédrica. Existen compañeros que no son conscientes de que somos servidores públicos ni de la suerte que tenemos frente a otros trabajadores, sobre todo, de lo privado, pero también es verdad que hay muchos trabajadores altamente cualificados que lo dan todo cada día para que las cosas funcionen repercutiendo en la satisfacción del ciudadano.

Muchos compañeros con los que hablo se encuentran desmotivados: personas con iniciativa pero que no son recompensados ni reconocidos por sus jefes ni por sus compañeros pero que sí han podido comprobar como otros sin los mismos méritos sí son recompensados con complementos sin justificación, creando agravios comparativos. Desmotivados al comprobar que a la administración se le olvida lo más importante: sus administrados; los vecinos y vecinas del municipio. Desmotivados porque ven que la honradez y el respeto a la legalidad no solo no se premia, sino que hay que defenderlo cada día, convirtiéndose en un sacrificio personal frente a otras actitudes reprobables que sí son premiadas.

Desmotivados porque ven que muchas políticas y actividades se quedan en una mera cortina de humo, que apenas tienen impacto y si lo tuviera desconoceríamos sus cifras. Con mi propia experiencia de casi quince años en la administración puedo asegurar que no he visto un programa integral de evaluación de las políticas y planes municipales para conocer si lo que hacemos tiene impacto real, es capaz de transformar la realidad que queremos cambiar o simplemente es eficiente un servicio o una concesión cumple con su objetivo.

Si hablamos de turismo y queremos diversificar el turismo con nuevos mercados con un tipo de perfil de turista específico –por poner un ejemplo- y gastamos presupuesto en campañas de comunicación para captarlo habrá que saber lo primero si ha tenido repercusión con indicadores tan simples como saber si el número de estos turistas se ha incrementado o no. Lo que no se mide no se puede mejorar.

Para muchos este ayuntamiento necesita un reseteo completo, hacer las cosas con otro enfoque y perspectiva, construyéndolo desde una buena estructura. Sentar las bases. Y eso es precisamente lo que me ha pasado hoy cuando he ido a esa asamblea ¿no sería lógico que primero le demos contenido y dirección adecuada a las delegaciones municipales con una revisión completa de procedimientos y servicios, desde una gestión de calidad y una mejor orientación de los servicios a la ciudadanía?

Un grupo de ciudadanos y ciudadanas tenemos el empeño de presentarnos a las elecciones municipales de 2019 bajo la fórmula de una agrupación de electores, la cual necesita de forma previa el aval ciudadano de 1500 firmas. Si lo conseguimos y llegamos a tener la suficiente representación para decidir, desde Impulsa Ciudad tenemos claro que en el ayuntamiento hay que proceder con una verdadera modernización administrativa que satisfaga plenamente a sus ciudadanos y del que estén orgullosos y motivados sus empleados.

Uno de los caminos a emprender es reorientar los servicios hacia la ciudadanía. Para ello pondríamos en marcha un departamento de calidad y modernización con el que implantar la gestión de calidad en todos los servicios municipales con el objetivo de visibilizar claramente los servicios y procedimientos de cada área y delegación municipal, así como de evaluar el propio servicio y los planes y políticas llevados a cabo.

Con el único fin de contribuir a la mejora de la gestión de los servicios y la organización en aspectos tan importantes como la gestión de las personas, la gestión tecnológica, la innovación de los procesos, la gestión económica, la organización interna, la planificación estratégica, la gobernanza, los grupos de interés o la propia evaluación y control de la gestión. Un proceso de modernización completo donde además se trabaje desde la alineación de las diferentes políticas y planes de forma transversal y multidisciplinar… y siempre, siempre, desde un modelo de ciudad que dé consistencia al proceso.

Estas serán parte de nuestras estrategias para construir las cosas de otra manera. Para enraizar un proyecto sólido y con futuro para una ciudad. Nos lo merecemos.