Parecía el primer día del curso escolar tras las largas vacaciones de verano. Y es que ha sido prácticamente el mismo tiempo el que la plantilla del Marbella FC ha estado separada, manteniendo únicamente el contacto a través del teléfono y entrenando en solitario en sus casas.
Muy temprano, antes de las 8:00 horas, el lateral
Carlos Redruello era el primero en aparecer por las instalaciones del Marbella FC, donde esta mañana se ha procedido a la realización de los
test PCR para detectar si algún jugador, miembro del cuerpo técnico o componente del staff del club está infectado por COVID-19.
Pese a lo atípica que es la situación para el mundo del fútbol, los jugadores han llegado al
antepalco del Estadio Municipal Antonio Lorenzo Cuevas con una sonrisa, que ocultaba la obligatoria mascarilla con la que todos han acudido, pero que se revelaba con el primer saludo.
Sin poder darse la mano, ni abrazarse, y manteniendo las distancias de seguridad en todo momento; los jugadores han ido pasando uno por uno para someterse a la prueba y de paso para poder charlar un rato con sus compañeros.
Nada de aglomeraciones, siempre con más de metro y medio de separación y siendo muy cuidadosos con los guantes; pero con la sensación de que el fútbol arrancará en breve con los entrenamientos para preparar el playoff de ascenso a Segunda División.
Las primeras impresiones dejan claro que los jugadores han sido tremendemante profesionales durante el parón y la mayoría ha llegado incluso con menos peso.
Los entrenamientos en casa han servido para mantener el tipo, y hay que ver cómo empiezan a asimilar los entrenamientos cuando comiencen las sesiones sobre el césped.
En principio, el club trabaja para que a mediados de semana, se pueda comenzar a entrenar en el estadio. Para ello habrá que cumplir el protocolo de seguridad marcado por el Ministerio de Sanidad y el Consejo Superior de Deportes (CSD).
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