La nueva directiva rusa que está al frente del Marbella ha descartado en el inicio de su proyecto la compra de una plaza en Segunda División B como método para subir de categoría. Su intención actual es ganarla en el campo, a través de una buena planificación deportiva, que ya está en marcha para la próxima campaña.
Los empresarios rusos no contemplan ahora mismo la posibilidad de pagar para lograr el ascenso si se dieran las circunstancias para ello al final de temporada. Otra cosa es que después pueda surgir esa opción y se estudie o no, pero el planteamiento inicial es subir de categoría en los terrenos de juego, según han señalado a este digital fuentes de la directiva.
Los nuevos rectores del club llegan con un fuerte respaldo económico, que ha levantado ciertos rumores sobre la posible compra de una plaza, que desde la entidad se descarta. Va a primar el proyecto deportivo, con una plantilla fuerte y también dotando al club de una estructura de equipos con, al menos, dos más, un filial sénior y un cadete, para completar cuatro.
A la espera de que la Federación envíe ya la documentación oficial dando por buena la nueva directiva, en el club se sigue trabajando para adaptarlo a la idea de los empresarios rusos. No hay prisa, pero tampoco habrá pausa, ya que se quieren presentar los primeros avances al presidente, Alexander Grinberg, al que se espera a primeros de marzo.
De todas formas, la compra de una plaza tampoco es algo sencillo. En primer lugar, hay que recordar que a la Federación Española no le gusta la palabra "comprar" ya que, realmente, en la competición española no existe la compra-venta de plazas, sino que en el caso de que exista una vacante otro equipo puede acceder a ella cumpliendo unos requisitos, incluyendo el de poner una cantidad de dinero.
El primer paso para conseguir una plaza es que queden libres, algo que habitualmente ocurre por descensos administrativos, aunque también puede pasar por renuncia de conjuntos que ascienden.
Después, en el caso de bajas administrativas, para optar a cubrirlas hay que pagar una cantidad de dinero, que en 2011 fue de 395.000 euros, aunque la pasada temporada, como consecuencia de la crisis, la Federación la rebajó hasta los 190.000 euros.
El siguiente obstáculo es presentar un aval por 200.000 euros, que no se exige en el caso de filiales ya que sus clubes pertenecen a la Liga de Fútbol Profesional. Posteriormente, entre todos los candidatos que hayan cubierto estas condiciones económicas, se reparten las plazas atendiendo a una serie de criterios que se recogen en el artículo 194 del Reglamento General de la Federación Española. El primero, por ejemplo, da prioridad a los conjuntos de la misma federación del que ha dejado la plaza.
La pasada temporada quedaron libres cinco plazas por los descensos administrativos de Palencia, Badajoz, Puertollano, Ceuta y Denia, que cubrieron cuatro filiales (Real Madrid C, Levante B, Racing B y Español B) y el Avilés. Los candidatos fueron diez equipos.
Aunque ahora mismo se descarte, quizá no sería una mala solución para la Unión Deportiva Marbella, que podría estudiarse en su día. Haciendo cuentas, quizá pueda ser incluso más rentable que preparar un presupuesto para ascender en el campo, algo que, además, no es matemático. Uno de los principales problemas suele ser el aval, cuya existencia beneficia claramente a los filiales, que no tienen que depositarlo.
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