Alexander Grinberg fue
detenido el 26 de septiembre de 2017, cuando era presidente del Marbella Fútbol Club, y acusado de ser uno de los líderes de un entramado de la mafia rusa en la Costa del Sol.
Desde ese momento, empezó todo
un calvario judicial que lo mantuvo más de cuatro meses en prisión preventiva, hasta el
8 de febrero de 2018, cuando salió en libertad provisional tras depositar una fianza de 750.000 euros.
Ahora,
siete años después de que se iniciara la investigación (julio de 2016) y seis desde que se produjera su detención, todo ha terminado favorablemente para el empresario ruso.
El Juzgado de Instrucción número 1 de Marbella ha decretado el
sobreseimiento provisional y archivo de la causa en un auto con fecha de este lunes 17 de julio de 2023, al que ha tenido acceso
Marbella24horas.
Finalmente, después de todo este tiempo,
no se han encontrado indicios que sustenten las acusaciones contra Grinberg por los
presuntos delitos de blanqueo de capitales, contra la Hacienda Pública, falsedad documental y organización criminal.
De ellos le acusó en una querella la
Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado, desde donde llegaron a considerar que pertenecía a distintas organizaciones de la mafia rusa.
El juez
Miguel del Castillo del Olmo, que se incorporó a este juzgado el pasado mes de enero, ha realizado una labor impecable en tan poco tiempo.
En su auto señala que "practicadas la totalidad de las diligencias de prueba interesadas por el Ministerio Fiscal,
no existe en la causa razón suficiente que permita mantener los iniciales indicios de criminalidad advertidos por el Juzgado y el Ministerio Fiscal".
Determinantes para exculpar a Grinberg han sido los informes de la
Agencia Tributaria (AEAT), que ha justificado sus movimientos de dinero y operaciones sin que exista ninguna vinculación criminal.
También queda acreditado que el entonces presidente del Marbella FC siempre
pagó sus impuestos de forma correcta en España.
"La consecuencia de tales informes es el decaimiento aparente de los iniciales indicios de criminalidad existentes en la
querella de 2016", señala el juez instructor.
El magistrado también detalla que "las sospechas vertidas por la
Guardia Civil en sus atestados, por tanto, son insuficientes para determinar el origen ilícito del dinero, por poco convencionales que puedan parecer las operaciones comerciales o mercantiles en las que intervienen los investigados".
Sobre Grinberg también explica que "resulta de
suma complejidad establecer una vinculación con sociedades rusas a las que haya de presumirse con objeto criminal".
"Este magistrado no es capaz de alcanzar semejante conclusión, ni de advertirlo con carácter indiciario", señala.
Y añade: "Ni las escuchas telefónicas, ni los registros practicados en esta instrucción han venido a confirmar las
hipótesis vertidas en la querella, sino más bien la existencia de negocios y operaciones mercantiles reales (no negamos que complejas) que son contrastadas con el informe de la AEAT".
El juez explica que la supuesta pertenencia de Grinberg y otros acusados a organizaciones criminales rusas "está fundamentada en información obtenida de internet" que considera "no ha sido suficientemente contrastada a lo largo del presente procedimiento".
La
instrucción ha sido muy compleja, pero nunca han aparecido pruebas contra Grinberg, por lo que su defensa llevaba ya mucho tiempo solicitando el archivo de las diligencias.
También queda
exculpado el Marbella FC y el que había sido vicepresidente del club, el también empresario ruso
German Pastushenko, así como el resto de implicados en la causa.
En definitiva, el juez desmonta todo el aparatoso operativo policial y de la Fiscalía al considerar que no se ha aportado nada sólido para incriminar a ninguno de los acusados.
En la causa estaban querelladas
18 personas físicas y
15 personas jurídicas.
En aquellos momentos, septiembre de 2017, la Guardia Civil informó de que había desarticulado la mafia rusa en la Costa del Sol.
Hoy sabemos que la denominada
operación Oligarkh fue un fracaso, que no existía ninguna organización criminal y que Alexander Grinberg no era ni mucho menos su líder.
El empresario ruso llegó a la UD Marbella (cuyo nombre luego cambió por Marbella FC) a
comienzos de 2013 para reflotar al club, que vivía una situación agónica.
En
noviembre de 2018, como consecuencia de toda la investigación judicial, tuvo que vender la entidad, que previamente había convertido en sociedad anónima deportiva.
Desde el pasado verano está colaborando con el
Atlético Marbellí, club de la familia Moñi, que ha ascendido este año a Primera Andaluza.
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