Durante toda la jornada hubo mucho temor porque la previsión meteorológica no era favorable. Por la tarde había calentado el sol, pero el viento y la inestabilidad atmosférica impedían que los hermanos pudieran estar tranquilos.
A las 20:30 horas, a las puertas del Ayuntamiento, las autoridades municipales, encabezadas por la alcaldesa, Ángeles Muñoz, cedían el Pendón de la Villa a la Hermandad, honor que le había sido concedido por la celebración de su 50º aniversario, en el que también se les ha permitido procesionar por la plaza de Los Naranjos.
Con el traslado del Pendón hasta la iglesia de La Encarnación comenzó la noche, con buen tiempo. Al final, a la hora prevista para comenzar, las nueve de la noche, no llovía, aunque las previsiones en ese momento señalaban lluvia a partir de las 23:30 horas.
Por ello, la junta de gobierno decidió acortar el recorrido, para intentar estar en torno a las once la noche de vuelta en el templo de La Encarnación, al que se debía volver desde el Puente Málaga, sin hacer el recorrido por Divina Pastora, que fue suprimido.
Con relativa tranquilidad, pero la mirada puesta en el cielo, se abrieron las puertas y la procesión de los hosteleros se puso en marcha. Tras el Pendón salió el Cautivo, talla de los años 90, obra del imaginero Manuel Ramos, que contó con el acompañamiento de la Asociación Musical de Olvera (Cádiz), que seguía a los penitentes del Cristo.
A continuación salió Santa Marta, grupo escultórico compuesto por la patrona de los hoteleros, María y la Virgen de la Encarnación, acompañadas por la Banda Municipal de Marbella.
Los dos tronos comenzaron su recorrido por el empedrado del Casco Antiguo, tomando la calle Carmen para llegar a la plaza de los Naranjos, donde pasaron por delante de la Casa Consitorial y salieron, con no poca destreza por parte de los hombres de trono, por la calle Estación.
Tras abrirse más los espacios en Ramón y Cajal, la procesión llegó a la avenida Nabeul, donde aparecieron los nervios, poco después de las 22:30, ya muy cerca del Puente Málaga.
El grupo escultórico de Santa Marta, entrando en la calle Carmen. (Foto: J.C.A.)
En ese momento comenzó a chispear y el cortejo se aceleró. El paso del Cautivo por delante de la tribuna de autoridades fue fugaz, una lástima, ya que era la primera procesión que desfilaba por este punto, donde este año se han ubicado las gradas, más pequeñas que las que había en Ramón y Cajal.
También muy rápida fue la subida por la calle Arte, aunque el paso se detuvo en la calle Salinas, donde hubo una pequeña tregua de las gotas que estaban cayendo. Con el trono ya en la plaza de la Iglesia empezó a chispear de nuevo y los cofrades entraron a la carrera, introduciendo también rápido al Cautivo, con una gran labor de los hermanos de trono.
Por detrás, Santa Marta también aceleraba y llegaba a un ritmo muy rápido al templo. La procesión, que tuvo su parte positiva en que pudo salir, quedó muy deslucida por la supresión del recorrido por Divina Pastora y la rapidez final, que impidió una mayor brillantez.
Con los dos Titulares en la Encarnación, se produjo el encuentro, con ambos cara a cara, mecidos y levantados a pulso por los hombres de trono. Fue el broche de oro a una noche que concluyó con la habitual entrega de tortas a los presentes, en esta ocasión mucho antes, pasadas las 23:30 horas, y no de madrugada como es habitual.
Galería de fotos de la procesión del Cautivo y Santa Marta.
EL APUNTE DE JUAN LUIS GÁMEZ:
Cofradía gremial. Santa Marta ahora acompaña a un Jesús Cautivo que intenta hacerse un hueco en la Semana Santa de Marbella, teniendo un referente de impresionante calado como es su homónimo malagueño. La Hostelería se echa a la calle en la noche de Martes Santo, agradecimiento, petición, gratitud, reconocimiento a una dura labor diaria. Directores de hotel, camareros, cocineros, recepcionistas, conserjes… todos al amparo de la única hermandad puramente gremial existente en Marbella.
Reparto de las famosas tortas tras el encierro de las imágenes. Tradición mantenida año tras año.