Muchísima gente en las calles y plazas de Marbella en esta jornada marcada, por primera vez desde que empezó la Semana Santa, por la desaparición del riesgo de lluvia, con un día soleado, aunque con rachas fuertes de levante.
Un Jueves Santo ideal para que una de las hermandades más arraigadas, la del Cristo del Amor, pudiera procesionar con brillantez, como al final ocurrió, con un itinerario diferente, lento, con los hermanos de trono gustándose, sin prisa por el volver al templo, arropados por el gentío que se agolpó en la calles, sobre todo en la primera parte del recorrido y en el encierro.
Destacó en el plano negativo, el poco público que siguió el desfile desde Puente de Ronda, mientras los tres Titulares bordeaban la Muralla del Castillo, con las aceras prácticamente vacías, mientras las plaza de Los Naranjos estaba llena esperando la recogida.
A las 20:00 horas se abrían las puertas de la ermita de Santiago para que saliera, en primer lugar, el Cristo del Amor, una talla de Juan Manuel Miñarro sobre un trono de Francisco Palma Burgos portado por 60 hombres.
En la plaza de Los Naranjos no cabía un afiler, con todos las calles adyacentes llenas de gente y, en general, todo el Casco Antiguo de Marbella plagado de público, unos para ver la procesión y, otros, simplemente de turismo.
El Cristo del Amor estuvo acompañado por 150 nazarenos con túnicas rojas y farona blanca, además de por la Hermandad de Legionarios de Fuengirola, que imprimió al desfile una vistosa marcialidad, muy del agrado del público. Fueron habituales las interpretaciones del Novio de la Muerte y los intercambios en el aire de los fusiles simulados entre varios miembros de rodillas.
San Juan Evangelista, por la calle Trinidad. (Foto: J.C.A.)
A continuación procesionó San Juan Evangelista, una talla del siglo XVII atribuida a Pedro de Ocampo, portada por 46 hombres de trono y acompañada por 70 nazarenos con túnicas verdes y faraona roja. La música fue de la Agrupación de La Pollinica.
Y cerrando el desfile, María Santísima de la Caridad, una espectacular talla de Francisco Pinto Barraquero, que procesionó majestuosa bajo palio, portada por 80 hombres de trono. El centenar de nazarenos que la acompañaban vistieron túnica blanca con faraona roja.
Desde la ermita de Santiago, el recorrido continuó por delante del Ayuntamiento hacia la iglesia de La Encarnación, donde tuvo lugar la puesta en libertad de un preso, con la presencia de las autoridades municipales, religiosas y policiales.
De ahí se siguió por las calles Trinidad, Salinas y Arte para bajar hacia Puente Málaga, otro lugar repleto de público, y alcanzar Ramón y Cajal, en cuyas aceras también se agolpaba muchísima gente. Después, subida por Huerta Chica y calle Peral para bordear la Muralla y volver a la ermita, donde tuvo lugar el encuentro y se recogieron los tronos poco antes de la 1:30 de la madrugada, tras más de cinco horas de desfile.
Galería de fotos de la procesión del Cristo del Amor.
EL APUNTE DE JUAN LUIS GÁMEZ:
Jueves Santo en Marbella. El mayor número de tronos en la calle. Qué “envidia” dan las Hermandades y Cofradías que salen por las calles. Envidia sana, por poder encontrarte en cualquier momento con una Cruz Guía, con un estandarte, con nazarenos y con las imágenes que procesionan. Amor, San Juan, Caridad, Exaltación y Calvario.
Ojalá podamos, algún día, mantener a varias hermandades en la calle desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo. Eso conllevaría el definitivo engrandecimiento de la Semana Santa marbellera. Es una tarea difícil pero nunca nada es imposible.
Sentir y contemplar las calles de Marbella en la tarde del Jueves Santo, momentos especiales que se pueden vivir. No poder apenas caminar debido a la aglomeración de personas, donde se juntan nativos, visitantes, residentes, turistas, cofrades… es algo que cada tarde de Jueves Santo nos reconforta, alienta, anima, consuela y fortalece. No sólo porque Marbella, un año más, sigue siendo destino preferencial de miles de personas venidas desde cualquier punto del país, y con ello poder ayudar al tejido empresarial de la ciudad, tan castigado por unas razones y otras, sino porque la Pasión alcanza un momento deslumbrante y extraordinario, con tantas imágenes en la calle que producen sentimientos encontrados. Por un lado, añoranza o nostalgia, nos gustaría que pudiéramos disfrutar de más días como este en Marbella. Por otro, alegría y emoción porque como dice nuestro refranero, tan sabio y tan desconocido al mismo tiempo, “tres jueves relucen que el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión”.
Tronos en la calle, nazarenos anónimos, bandas de cornetas y tambores, muchedumbre en cualquier rincón, alegría y tristeza al mismo tiempo… Es Jueves Santo en Marbella.
Tras los desfiles procesionales, el Silencio. La procesión del mismo nombre, un simple cortejo recorre las calles del Casco Antiguo, pero llena de mutismo cualquier rincón de la Marbella antigua.
María Santísima de la Caridad, cerrando el desfile procesional. (Foto: J.C.A.)