La Semana Santa 2025 de Marbella continúa adelante, aunque de nuevo dejando imágenes de
tronos cubiertos con plásticos al ser sorprendidos por la lluvia.
Como ocurriera el Domingo de Ramos, esta noche un chubasco ha generado incertidumbre en la procesión de La Columna.
Ha llovido unos minutos después de la
medianoche y se ha decidido
acortar el recorrido para llevar los tronos directamente hasta su templo.
Se habían cumplido
tres horas y media de desfile, con el Cristo atado a la Columna en la calle Atarazanas y la Virgen Blanca en la calle Lobata.
Pese a que el chaparrón no ha sido fuerte ni largo, la decisión, marcada por la prudencia, estaba tomada y se
suprimió la parte final por la calle Aduar.
El Señor llegó a las 00:30 horas a la plaza del Santo Cristo, sin lluvia, donde esperó a su Madre para el encuentro y volvieron a sonar saetas.
Sin lluvia, y ya junto a la ermita, se alargó un poco más la noche y el encierro
concluyó a la 1:25 horas de la madrugada.
Inicio con normalidad
La noche que tiene como protagonista a la Hermandad del Santo Cristo de la Vera Cruz, Santo Cristo Atado a la Columna y María Santísima Virgen Blanca había empezado
con normalidad.
Algo de viento, que refrescaba la temperatura, y previsión de lluvia a partir de las 2 de la mañana, cuando ya se habría terminado el desfile.
El trayecto se hizo con paso lento, sin prisa, con mucho público, en un itinerario salpicado por
las saetas como es tradición en el Lunes Santo de Marbella, en calle Ancha, Puente de Ronda, plaza del Santo Sepulcro y calle Lobata.
Ha habido interpretaciones espontáneas y otras previstas, a pie de trono y
desde los balcones, en un repertorio espectacular que siempre dota a esta procesión de un carácter muy especial.
La salida de los tronos, a partir de las 20:30 horas, como siempre complicada,
sorteando la columna que sostiene el coro de la ermita situada en la plaza del Santo Cristo.
La Virgen Blanca, iniciando su recorrido por la calle Ancha de Marbella.
Primero el
Cristo Atado a la Columna, precedido por nazarenos con túnica verde y capirotes blancos y por las mantillas.
Desde 2018, ya por sexta vez con el parón de la pandemia, la figura sale sin las tallas del sayón, el verdugo que azota a Jesucristo, y la del soldado romano.
Acompañando a Nuestro Señor iba la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo
Cristo de la Redención de Arroyo de la Miel.
Nada más salir de la ermita, a pie de trono, la primera saeta, interpretada por Armando Mateos.
A continuación, la
Virgen Blanca, con sus nazarenos con túnicas blancas y capirotes verdes y la compañía de la Asociación Musical La Lira de Pizarra.
En Puente de Ronda ha cantado
María Ángeles Cruzado, ganadora este año del Concurso de Saetas de la Peña Flamenca Sierra Blanca de Marbella.
Los tronos enfilaron por la estrecha calle Remedios, rozando los balcones y obligando al público a pegarse a las paredes.
Giro después para tomar la
calle Virgen de los Dolores y bajar su pendiente en otro de los momentos complicados para los hermanos de trono.
Recorrido descendente para realizar la
Estación de Penitencia con el paso por el interior de la parroquia de La Encarnación.
En el templo, se ha mecido el
trono de Santa Marta, que procesionará mañana, para recibir a los Titulares de Cofradía de la Columna, en una novedad de la noche.
Mucho público en todo el recorrido, también en los balcones, este Lunes Santo.
Después, hacia la plaza del Santo Sepulcro y de ahí hacia las calles Arte y Portada, junto a la
muralla del Castillo, para enfilar uno de sus puntos más emblemáticos, la calle Lobata.
Allí se produce el giro casi imposible hacia
Altarazanas, probablemente el más difícil de toda la Semana Santa de Marbella. En esta calle solo caben los tronos, no hay público, salvo el que se mete en los portales.
Con el Cristo atado a la Columna en esta zona empezó a llover y se decidió regresar al templo.
No se realizó la parte final, recorrido por la
calle Aduar, que había estado en duda por la caída de un edificio el pasado mes de marzo por la lluvia, pero que finalmente se ha mantenido.
La procesión duró finalmente casi lo previsto, cinco horas, brillante en sus tres horas y media iniciales, y atropellada en la parte final por la presencia de la lluvia.