El pasado
14 de noviembre, Muñoz acudió por última vez a la sala de prensa del Ayuntamiento de Marbella, que era un lugar habitual de sus comparecencias, al menos hasta ahora.
Aquel día
tuvo que afrontar preguntas sobre la cuenta de correo electrónico en la que recibió por parte de su marido el presupuesto de unas obras que quería hacer la empresa Codecosol, acusada de blanqueo, a la que después se le adjudicaron.
También se le requirió información sobre su relación con el
comisario Villarejo. Se la vio muy incómoda, nerviosa e, incluso, con malos modos.
Desde entonces, ya
tres meses, ha sido imposible que respondiera con calma a las múltiples preguntas que dejan en el aire todos sus escándalos.
Ya no solo con la trama de
narcotráfico y blanqueo, sino de nuevo con las dudas sobre su
patrimonio o las obras ilegales en viviendas, por citar algunos asuntos por aclarar.
El
viernes 2 de diciembre llegó a anunciar su presencia en una convocatoria en la sala de prensa, pero una hora y media antes se la sustituyó por un concejal.
El
19 de diciembre, en el Vivero de Empresas, durante la presentación de los
presupuestos municipales se le hicieron dos preguntas que no quiso responder.
"Solo voy a contestar sobre los presupuestos, ya habrá otro momento", ha dicho, pero ese momento todavía no ha llegado.
Únicamente
ha afrontado preguntas en la calle, formuladas por los periodistas de La Sexta, que suele despachar con un "muchas gracias" o mintiendo descaradamente.
Son muchas las cuestiones que están sobre la mesa y sobre las que debería dar explicaciones a la ciudadanía, pero opta por esconderse de los periodistas.