Es una de las necesidades deportivas que tiene el municipio, entre otras muchas, y que se incluía en gran parte de los programas de los partidos políticos que se presentaron a las pasadas elecciones municipales.
El
22 de julio de 2019, por fin se hizo público la intención de
construir el nuevo estadio, momento en el que el concejal de Deportes,
Manuel Cardeña, dijo que el "objetivo" era tener el proyecto "antes de diciembre".
El
19 de noviembre ya matizaba que lo que quería tener listo para
finales del año pasado era la "hoja de ruta", entre la que iba a estar ya la decisión sobre
la fórmula jurídica para hacer la concesión del estadio al Marbella FC.
Salvo la presentación, que tuvo lugar en
Puerto Banús, el
pasado 24 de julio, y en la que se ofrecieron apenas unos
pocos detalles en un vídeo, poco más se conoce de este millonario proyecto.
A día de hoy desconocemos temas tan importantes como la
fórmula para conceder la explotación al club o cómo se va a a
salvar las
dificultades urbanísticas para encajar en suelo destinado a equipamientos públicos un
hotel y galerías comerciales.
La
falta de transparencia es evidente, en primer lugar, por parte del
Ayuntamiento, cuyo equipo de gobierno debe explicar con claridad los pasos que se están dando.
Pero no es así y el último capítulo tuvo lugar en el
pleno ordinario de septiembre, celebrado este pasado viernes, en el que Cardeña echó
balones fuera a preguntas de la oposición.
"Nosotros queremos que este proyecto
sea una realidad, pero ¿se ajusta a la legalidad? ¿Con qué fórmula se va a hacer la concesión?", preguntó el portavoz socialista
José Bernal al equipo de gobierno.
"Se está buscando la fórmula que cumpla los requisitos legales, la mejor para que el estadio sea viable, pero
todavía no está definida", respondió Cardeña, quien había anunciado que estaría decidida a finales del año pasado.
"¿Cuáles son los
trámites urbanísticos para que el estadio se pueda ejecutar?", preguntó también Bernal en el pleno.
"El proyecto se está haciendo de forma seria y conforme a la legalidad,
estamos encajando todo y cuando tengamos el diagnóstico definitivo, con la viabilidad urbanística, se pondrá sobre la mesa", dijo Cardeña.
Por tanto, ninguna información facilitó el concejal de Deportes ante el Pleno sobre los pasos que se están dando, que siguen ocultos.
Ese mismo día, el viernes, el Marbella FC hizo público un
escueto comunicado en el que anunciaba que había presentado la documentación para ser declarado
entidad de utilidad pública municipal.
Este paso, del que nada más sabemos, solo encaja en que la fórmula elegida sea
una concesión directa, a dedo, permitida por la ley, pero solo cuando se justifique el interés general y para asociaciones sin ánimo de lucro.
Parece evidente que
se descarta un concurso público, la opción más cristalina, pero el
oscurantismo con el que se lleva adelante el proyecto no permite disponer de muchas certezas.
Y es que el
Marbella FC tampoco está informando de nada. Por no saber, ni siquiera tenemos conocimiento de quién es su propietario o si aquel presidente chino que anunciaron en su día existe.
Según la información registral, el club lo compró en su día una empresa llamada
Nicanorca S.L., que poco después pasó a tener como socio único a
Zhao Zhen, un empresario de Hong Kong al que
nunca se ha visto por Marbella.
La única realidad tangible es que la gestión es de una empresa llamada
Best of You, al frente de la cual está
Óscar Ribot, un dirigente de comportamiento inestable, amigo de la grandilocuencia y cuya labor parece estar cada día más cuestionada, incluso desde dentro.
En agosto, en
otro escueto comunicado, dijeron que habían presentado "el anteproyecto y la memoria" del nuevo estadio.
Pero, ¿cómo se van a salvar los escollos urbanísticos? Nadie aclara nada, pese a que, supuestamente, todo tiene ya el
visto bueno desde Urbanismo.
Si nada hay que ocultar, la
claridad debería ser la nota predominante, pero no lo es. Sigue faltando mucha transparencia, tanto por parte del Ayuntamiento, responsable ante el conjunto de la ciudadanía, como el club, ante sus aficionados.
Ahora mismo es un proyecto que
casi nadie se cree en la ciudad, muy poca gente piensa que saldrá adelante y, pese a que existe la necesidad de un nuevo estadio, la comparación con el
puerto de La Bajadilla es recurrente.