Noche muy especial la que ha protagonizado la Real, Ilustre, Venerable y Antigua Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Santo Sepulcro.
Un
gran desfile por la calles de Marbella, que ha hecho disfrutar a la gran cantidad de fieles que siguen cada año esta procesión.
Lástima el miedo a la lluvia en la parte final, que obligó a acelerar el paso desde la avenida Ramón y Cajal y tirar directamente hacia la iglesia, acortando el recorrido.
Hasta ese momento, la procesión fue brillante, con paso lento, y seguida con
fervor por los fieles que llenaron las calles para ver pasar a dos advocaciones muy queridas en la ciudad.
La Virgen de los Dolores, saliendo del templo para iniciar la procesión.
Presencia llamativa, ya por tercer año, de la Banda de Cornetas y Tambores con Escuadra de
Gastadores y Guiones de la Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Alhaurín el Grande, los "Boinas Negras".
La novedad este año ha sido el homenaje que se ha realizado en el comienzo a
las víctimas de la dana, especialmente en Valencia, pero también en el resto de España.
A la salida de ambos tronos han sonado el
himno nacional y el de Valencia y se les ha atado un lazo con la bandera de esta comunidad autónoma y el lema "En memoria de las víctimas de Valencia".
Para colocarlo a los pies del Señor de Marbella se había elegido a
Manuel Lavigne, que está al frente del OAR Virgen de la Victoria desde donde se enviaron toneladas de ayuda para los afectados por las lluvias torrenciales.
No ha podido estar y lo ha hecho su mujer,
Isabel Mata. A continuación, la levantada la ha hecho el jefe de Protección Civil,
Javier Flores, acompañado por dos bomberos.
En el trono de la Virgen del Mayor Dolor, el lazo lo ha colocado el tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento,
Diego López, máxima autoridad municipal hoy en la procesión.
La levantada la ha realizado
Manuel Cecilla, voluntario que colaboró llevando ayuda a Valencia, y que es hombre de trono de la Guapa.
La procesión había arrancado con puntualidad a las
20:30 horas, tras la presencia en la plaza de la Iglesia de los "Boinas Negras", que han abierto un año más el cortejo.
Nuestro Padre Jesús Nazareno, con sus seis varales, ha procesionado como es habitual sobre un manto rojo de claveles y con la compañía por detrás de la Banda de Cornetas y Tambores del
Rescate de Torredonjimeno (Jaén).
Tras pasar por las calles Trinidad, Salinas y Arte, ha llegado a la calle que lleva su nombre, junto a la estatua, a la que se ha acercado para después girar 180 grados y retomar hacia Puente Málaga.
El Señor de Marbella, bajando por la calle Arte.
Le seguía la Virgen del Mayor Dolor, que hoy ha estrenado manto, con la Banda de Música de
"Los Moraos" de Alhaurín el Grande, que cerraba el desfile.
Como es habitual, gran presencia de nazarenos y mantillas, además de promesas tras ambos tronos.
Tras la
solicitud de venia en la tribuna situada en Puente Málaga, se ha continuado por la avenida Nabeul, con las sillas para el público llenas.
Después se ha enfilado por las calles Marqués de Nájera y Tetuán, estrechas, sobre todo esta última, para después abrirse a la amplitud de la
avenida Ramón y Cajal, aunque con el recorrido acotado por las vallas.
Con algo más de dos horas de desfile han llegado los cambios y el susto ante la información de que había caído un chaparrón en Estepona.
Por ello, tras subir por Huerta Chica, se ha girado a la derecha hacia la plaza de la Victoria para tomar la calle Estación y llegar a la
plaza de Los Naranjos y alcanzar el templo con mayor rapidez.
Se suprimió una de las partes más bellas del recorrido como es el paso por la esquina entre las calles Chorrón y Portada.
Ya en la plaza de la Iglesia ha tenido lugar
el encuentro de ambos tronos, sobre las 23:50 horas.
Pasado
el susto, se ha podido disfrutar sin problemas de esta parte final de la procesión.
El Nazareno ha entrado en su templo y su Madre ha continuado, con petalada incluida en el trayecto, hacia la Casa Hermandad.
Así se cerró, a las 00:30 horas, una noche más corta de lo que se esperaba, pero muy intensa, con
cuatro horas en la calle al final.