Siguen conociéndose aspectos, a cuál más escandaloso, sobre el sumario de la investigación por narcotráfico y blanqueo en la que están procesado el marido y el hijastro de la alcaldesa de Marbella, Lars y Joakim Broberg.
Tras la investigación secreta iniciada en 2019 por parte del Juzgado Central número 6 de
la Audiencia Nacional, el 29 de septiembre de 2022 se dio por cerrada y se emitió el auto de procesamiento.
Durante ese periodo, al menos en tres ocasiones, según publica hoy
"elDiario.es", la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía emitió
informes sobre corrupción en el Ayuntamiento de Marbella.
No consta en ninguna parte del sumario que se investigaran los indicios que señalaban los agentes, ni por parte
del juez ni de la Fiscalía Antidroga. Tampoco parece que se diera traslado a Anticorrupción.
El primero de los informes que desvela este digital tiene fecha de
julio de 2019, en los inicios de las pesquisas por tráfico de drogas y blanqueo.
Entonces se le comunicó al juez Alejandro Abascal, que se hacía cargo del caso, las
conversaciones interceptadas a Joakim Broberg.
"Se solicita se amplíe la investigación a los delitos de
cohecho, prevaricación y tráfico de influencias", todo ellos relacionados con la corrupción política.
Poco después, en
octubre de 2019, la UDEF realiza un informe ampliatorio en el que señala que ha encontrado "tres aspectos fundamentales en los que se refiere a las actividades delictivas de Joakim Broberg".
Los investigadores se refieren a sus negocios inmobiliarios, la utilización de paraísos fiscales y, por último, "un notorio uso de
influencias en las distintas administraciones públicas involucradas, que no duda en usar tanto para beneficio propio como de terceros".
En
agosto de 2020 se produce un tercer informe titulado "Información privilegiada para favorecerse con una operación de venta de terrenos".
Hacía alusión los agentes a que tenía conocimiento de la elaboración del
nuevo Plan General Urbanístico y la utilizaría para sus negocios.
Todo ello no mereció mayor indagación, al igual que
el chivatazo ya conocido que recibió Lars Broberg sobre que sus teléfonos estaban pinchados.
No hay ninguna diligencia para tratar de descubrir quién alertó al marido de la alcaldesa cuando la investigación
llevaba solo seis meses.
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