"Mi familia está afectada, hemos puesto denuncias, he llamado todos los días y nos han dicho todo tipo de tonterías como que estábamos en verano. Aquí es imposible vivir", señala
Bárbara Montero, que reside cerca de Opium.
Tres de los vecinos afectados han comparecido esta mañana ante los medios de comunicación para contar la situación por la que están pasando y ante la que consideran el Ayuntamiento hace la vista gorda.
Han criticado las "mentiras" que dijo ayer el
concejal de Industria, Félix Romero, al que señalan como responsable y "cómplice de esta situación".
Explican que, al contrario de lo que señaló el edil, no es solo un vecino el perjudicado ni es solo una cuestión de ruidos, en una situación que se remonta a 2017.
"Son muchos los vecinos que denuncian, aunque hay algunos que solo llaman por
teléfono a la Policía Local y así no se abre expediente", explica Santiago Montero, un vecino que ha puesto decenas de denuncias.
También detalla que los problemas van
más allá del ruido en las viviendas más cercanas. "Hay atascos de tráfico, gente que cruza la autovía, botellones, suciedad, coches mal aparcados... y esto afecta a toda la urbanización".
"Los vecinos solo queremos
que se cumpla la ley, que si es una discoteca se trate como tal", ha insistido, y ha señalado que este local de ocio "solo cerró el año pasado por la pandemia", no por ninguna sanción.
Opium Marbella ha estado funcionando desde 2017 como
restaurante sin música con capacidad para ocho personas.
El pasado
11 de julio, una semana antes del tiroteo, recibió una nueva licencia como
auditorio eventual al aire libre para 2.500 personas.
"En realidad es una
discoteca al aire libre y se ha permitido una actividad clandestina", señala Salvador Campos, uno de los vecinos.
Y ha señalado directamente al concejal de Industria, Félix Romero. "Es
cómplice del encubrimiento de una actividad ilegal junto a nuestras viviendas", añade.
"El Ayuntamiento hace
caso omiso de las denuncias, que son continuas, porque se han acreditado hasta 85 decibelios, el doble de lo permitido", ha dicho.
Y ha concluido señalando que "le ha puesto alguna multa simbólica, pero
no se ha inspeccionado nada y se permite que siga funcionando".
Mientras en los medios de comunicación se va olvidando ya el tiroteo, los vecinos, que han tenido una semana de descanso por el cierre del local, vuelven a la situación habitual en sus casas.
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