El año comenzó con dos deportistas extraordinarios y solidarios como Javier Mérida y Ángel Mora que tomaban un avión con destino a Katmandú junto a la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras.
"Nosotros íbamos allí a reconstruir un orfanato, pintar, poner ladrillos... todo lo que hiciera falta", explica Javi Mérida en la entrevista concedida a
Marbella24Horas. (Ángel Mora no pudo participar en esta entrevista ya que el día que se realizó tenía otro compromiso).
"Vas con la idea de reconstruir y ayudar en todo lo que sea necesario, pero cuando llegas te das cuenta que lo que hace falta y necesitan los niños es cariño, que juegues con ellos, que les des la mano", apunta Mérida, tras vivir una de las semanas más especiales de su vida.
Desde Madrid partían con un equipaje con más de 500 kilos de sobrepeso, lleno de "ropa de invierno, balones y equipaciones de fútbol que nos cedió el Atlético de Madrid, cepillos y pasta de dientes". Elementos básicos para poder mejorar la vida de decenas de niños.
Una vez allí "estábamos en tres orfanatos. Uno de bebés recién nacidos, otro con niños de entre 2 y 5 años y el último con los mayores de cinco años".
Una realidad terrible, son situaciones como la que viviero en el orfanato de los bebés. "Ángel tenía en brazos a uno y nos dijo la cuidadora que lo habían recogido hacía unos días de la basura. Son historias que te parten el alma"", señala.
A los más pequeños los suelen adoptar de países nórdicos y hasta los cinco-seis años tienen posibilidades para ello. Cuando son mayores todo se complica. A los 16 años las niñas ya van a la calle y a los 14 los niños tienen que buscarse la vida.
Por esto, tanto Mérida como Mora han descubierto la importancia de apadrinarles para ofrecerles una vida mejor y sobre todo una oportunidad. "Apadrinar a un niño de Nepal cuesta 1.500 euros al año y con ese dinero le cambia la vida de estar en un orfanato a vivir con una familia, tener ropa, comida, aseo y educación".
Mérida reconoce que desde Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF), la ONG con la que viajaron, tanto Javier Mérida, Ángel Mora y Deportistas por una Causa sean "el altavoz del apadrinamiento aquí en Marbella".
"Si consiguiéramos que diez personas se pusieran en contacto con nosotros o con BUSF para apadrinar ya estaría bien", apunta Javi Mérida, quién añade que "yo no pondría la mano por ninguna asociación que no sea BUSF, porque he ido con ellos y he visto que la ayuda y las cosas sí les llega".
Sobre el trabajo de Bomberos Unidos Sin Fronteras, el triatleta marbellí reconoce que "ellos hacen una cosa muy buena y es que el dinero no se lo dan a nadie, lo llevan ellos y una vez allí ven cuáles son las necesidades de los orfanatos y lo compran o contraran allí. El dinero no se pierde".
Por ejemplo en esta segunda incrusión de BUSF "hemos comprado un horno, les hemos puesto moqueta, una tele, que los niños ni sabían lo que era, además de llevarles material didáctico como plastilina o pinturas".
Selfie de Javi Mérida con algunos de los niños del orfanato de Katmandú.
"El recibimiento fue genial desde el primer momento, allí van más asociaciones que van a lo largo del año y se ponen muy contentos, son sus días más felices", comenta Javi Mérida, que estuvo "ayudando de pinche en la cocina y Ángel estuvo muy metido con los dentistas".
En los orfanatos hacen tres comidas al día: para desayunar y cenar comen arroz con un caldo y a mediodía un té con galletas, todos los días del año.
"Nosotros hicimos la comida esa semana y aunque cocinábamos para unas 130 personas (en el orfanato habría unos 80 niños), no hemos comido nosotros porque no sobraba nada, ellos repetían siempre".
Aunque en un principio iban con la idea de quizás conocer algo más Katmandú, había tanto que hacer continuamente en los orfanatos que apenas han salido de sus instalaciones.
"Hicimos una incrusión a un campamento que se creó tras el terremoto y en el que hay unas 5.000 personas, en la dimensión de dos campos de fútbol sin luz, ni agua, ni saneamiento", cuenta con mucho sentimiento un Javi Mérida, que no duda que han de hacer más cosas para ayudarles.
"Lo más duro ha sido no poder hacer más por ellos, porque no había ni más tiempo ni más dinero y también la despedida porque al final allí les das cariño y cuanto te vas los niños te piden que vuelvas a verles, te mueres de pena", relata Mérida que rápidamente apostilla "me tengo que ir a buscar dinero a España como sea y venir aquí otra vez".
De esta manera tanto Javier Mérida con su reto de superar a nado el Canal de Santa Catalina como Ángel Mora y Deportistas con una Causa con su prueba solidaria "queremos superar lo recaudado este año para ir allí y hacerles felices".
Deportistas por una Causa ya dividió la recaudación de su prueba el año pasado entre el comedor social y la ayuda a Nepal. Javi Mérida volverá a vender sus brazadas en el reto de este año y también dividirá la recaudación "no me quiero olvidar de las asociaciones locales que también hay gente que necesita la ayuda".
Por último Mérida ha concluido su relato de esta misión solidaria que le sha cambiado la vida con una frase "lo decía Ángel y es que durante una semana a los niños les estás dando dignidad. Sin ropa, sin comer, sin el mínimo cariño y tú le das eso".