Soñar con ser ciclista profesional ya deja claro que uno es diferente al resto. Un deporte tan sacrificado y duro en el que los profesionales pasan horas sobre las dos ruedas, subiendo complicados puertos de montaña, atravesando el irregular pavimento de las calzadas o exprimiéndose al máximo en cada sprint o contrarreloj suponen tener una capacidad de sacrificio enorme.
El
marbellí Luis Ángel Maté logró cumplir ese sueño y este domingo concluía su décima Vuelta a España.
Una prueba en la que se ha dejado ver en varias escapadas y que ha concluido con un meritorio 30º puesto en la clasificación general.
Cualquiera se habría montado en el autobús del equipo y en los medios de transporte habituales habría puesto rumbo hacia su querida Marbella para tomarse unas merecidas vacaciones, estar con su familia y descansar las piernas.
Sin embargo, el Lince Andaluz es diferente a cualquier otro ciclista del pelotón. El ciclista de Euskaltel-Euskadi ha puesto
en marcha un nuevo reto, uno personal con el que no busca nada más, y nada menos, que volver sobre la bicicleta hasta su casa.
La Vuelta concluía este domingo en Santiago de Compostela y desde ahí, Maté ha iniciado "La Vuelta de la Vuelta"
para llegar a Marbella.
Una carrera sin rivales de
seis exigentes etapas que unirán los casi mil kilómetros que separan ambas ciudades.
El reto no ha pasado inadvertido y todo el mundo del ciclismo está hablando de la maravillosa locura del Lince.
El camino arrancaba este pasado lunes en Santiago y recorrerá Portugal para ingresar por Extremadura en España y desde ahí poner rumbo a su querida Andalucía y acabar en la meta marbellí.
Serán seis días de recorrido con etapas que van
desde los 108 a los 226 kilómetros.
Los desniveles acumulados entre subidas y bajas superarán los 22.000 kilómetros para afrontas rutas difíciles, pero que le otorgarán el premio de regresar a casa sobre las dos ruedas en un fin de Vuelta absolutamente especial.
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